No todo lo que brilla es oro: Está simple pero muy sabía frase se nos viene repitiendo a muchos desde la infancia, frase que parte de argumentos simples y palabras no muy rebuscadas, pero que sin embargo encierran una gran verdad, muchas veces, ya sea por el furor del momento o por haber estado demasiado tiempo en la oscuridad, nos cegamos frente a situaciones específicas en nuestras vidas, vemos espejismos, ponemos donde no hay, incluso, nos creemos a nosotros mismos, cosas de las cuales no estamos seguros.
Esto básicamente, es parte de la condición humana, que siempre se inclina por la ilusión, no por lo que realmente está pasando, la misma condición humana que muchas veces nos hace anhelar cosas lejanas e innecesarias, y que no nos permite disfrutar plenamente de los bienes inmediatos que nos rodean, esa misma condición que nos hace inconformes y que en ocasiones nos pone en contra de Dios, y en vez de comportarnos como hijos, fungimos el papel de jefe exigente y amargado, que nunca está conforme con el trabajo de su empleado.
Es cierto que somos víctimas de esta condición humana, pero también es cierto que el Padre Celestial, ese que hace que el sol salga para todos, ese mismo padre, nos dio el hermoso regalo del discernimiento, esa preciosa libertad de elegir lo que creamos conveniente o no, ese don que nos hace seres únicos e irrepetibles, ese discernimiento que nos haces cocreadores con el. Si bien es cierto que no todo lo que brilla es oro, también es cierto que tenemos la opción de elegir ciegamente en lo que ven nuestros ojos, u optar por hacer uso del hermoso regalo del discernimiento, ya para concluir, cito la sabias palabras de una buena amiga, «quien vive de ilusiones, muere de decepciones»,
Feliz Martes para todos.
Dr. Antonio Contreras cruz.