A la mujer que iba detrás de mí en la fila del supermercado

Publicado: 13 agosto, 2014 en reflexiones diarias
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Esta es una historia que encontré por accidente, pero que como todo en la vida pasa por una razón y un propósito, llego justo en el momento indicado, espero sea de tu agrado..

 7809_ColaEnSupermercado[1] Querida mujer de detrás de mí en la cola del supermercado,

  No me conoces. No tienes ni idea de cómo ha sido mi vida desde el 1 de octubre de 2013. No tienes ni idea de los apuros por los que está pasando mi familia. No tienes ni idea de las dificultades a las que nos enfrentamos. No tienes ni idea de que nos han humillado, degradado, desamparado.

No tienes ni idea de que la mayoría de los días lloro; de que lucho por que la amargura no se apodere de mi corazón. No tienes ni idea de que a mi marido le han destrozado el orgullo. No tienes ni idea de que mis hijos llevan sobre sus hombros las preocupaciones de un adulto. No tienes ni idea de que les han arrebatado la inocencia sin ningún motivo. Tú no sabes nada de esto.

 snap-logo Lo que sí sabes es que quería comprar algo de comida para mis hijos y la máquina de EBT (un sistema de transferencia electrónica de ayudas del Estado) estaba estropeada, así que no podía pagar. No tenía dinero en metálico ni llevaba la tarjeta de débito. Sólo tenía mi tarjeta SNAP (que permite comprar por medio del programa de cupones para alimentos). Lo único que me oíste decir fue: «No te preocupes, pasa tú. Los niños tienen hambre, pero ahora no puedo pagar esto». Tú no me juzgaste. No soltaste ningún comentario del estilo de: «Quizás deberías tener menos hijos». Ni dijiste: «Bueno, pues busca trabajo y aprende a valerte por ti misma». No miraste para otro lado por vergüenza o pena hacia mí. No hiciste ninguna conjetura.

 ti-6 Lo que hiciste fue pagar nuestra cuenta de 17,38 dólares. Regalaste a mis hijos plátanos, yogur, jugo de manzana, barritas de queso y un té helado de melocotón para mí, un capricho poco frecuente. Dejaste que te abrazara y te prometí entre lágrimas que lo pagaría. Pagaré la compra de alguien. Quizás esos 17,38 dólares no suponían mucho para ti, pero para nosotros eran de un valor incalculable. En el coche, los niños no podían dejar de hablar de ti; de nuestro «ángel anónimo». Incluso rezaron por ti. Nos devolviste una parte de nuestra fe. Esa pequeña y sencilla acción cambió nuestras vidas. Probablemente ya te hayas olvidado de nosotros, pero nosotros no nos hemos olvidado de ti. Serás para siempre una parte de nosotros, aunque ni siquiera sepamos tu nombre.

No tienes ni idea de lo agradecida y lo avergonzada que me siento por tener que pagar toda la comida con subsidios. Comemos bien gracias al Gobierno. Me encanta que el Gobierno se asegure del cuidado de mis hijos. Es una preocupación menos para nosotros. Yo también lucho con orgullo y vergüenza. En tono desafiante, le cuento a la gente que vivimos gracias a las prestaciones sociales. Y que se atrevan a juzgarnos.

45508_1544394338262_1487104841_31457957_6647851_n_1  Sólo las personas más cercanas a nosotros conocen el porqué. Saben que mi marido es un trabajador nato al que despidieron después de 17 años en su puesto como gerente en su antigua empresa. Saben que nos tuvimos que mudar a otro estado, y que nos quedamos sin casa porque la anterior la teníamos gracias al trabajo del que echaron a mi marido. Sólo los más cercanos saben que mi marido trabaja a tiempo parcial y que sigue buscando algo más, que ha enviado más solicitudes que entrevistas para las que le han llamado después. Hay muchos empleos que ya sólo se ofrecen a tiempo parcial. Para un hombre de más de 40 no es fácil encontrar algo con lo que mantener a sus cinco hijos.

Tú no sabes nada de esto, pero, a pesar de ello, fuiste compasiva y generosa con alguien a quien no conocías.

image10_5  Mujer de detrás de mí en la cola del supermercado, no tienes ni idea de lo que te apreciamos. No tienes ni idea del impacto que tuviste en mis hijos. No tienes ni idea de lo increíblemente agradecida que me siento hacia ti. Puede que tu gesto fuera pequeño, pero para nosotros fue inmenso. Gracias.

Gracias por no juzgarnos. Gracias por darle a mis hijos algo de comer cuando tenían hambre. Gracias. Simplemente, gracias.

Atentamente,

Andrea, la mujer que iba delante de ti en el supermercado con el carrito lleno de niños que ya no están hambrientos.

Cuantas veces, nos dedicamos a ser jueces y verdugos de los demás, sin darles oportunidad siquiera de presentar su situación, nos abalanzamos a juzgar los libros por su portada, por la ropa que llevan puesta, el celular que tengan, y si no encajan dentro de los parámetros que acostumbramos simplemente dejamos de considerarlos y en muchos casos hacemos la vista gorda.

Sin saber o más bien ignorando su condición de persona al igual que nosotros, con problemas y situaciones que los han llevado hasta ese momento y/o lugar.

No nos detenemos a pensar que quizás ayer tenían nuestra posición social, y los privilegios de los que hoy gozamos. Y más aun, que mañana Dios no lo quiera, podríamos estar en la misma posición y lugar donde se encuentran ellos.

Nos creemos intocables, o lejanos a las realidades que afectan a muchas de las personas que nos rodean, sin saber lo vulnerable y efímeras que son las pertenencias terrenales.

Vale más preocuparse por la riqueza eterna que por los bienes materiales, recuerda siempre hacer lo que te gustaría que te hagan, y si bien es cierto que hay muchas personas aprovechándose de los demás haciéndose pasar por necesitados. Quiere decir esto que dejaras de prestar tu ayuda a todos aquellos que realmente lo necesitan.

No soy quien para juzgar quien me engaña y quien realmente lo necesita, y por tanto trato de ayudar cuando puedo sin mirar a quien le presto el servicio. Suena bonito lo sé, lo has escuchado mucho.. También estoy al tanto..

Pero al final del día, podrás no recordar los rostros de a quienes ayudaste, o sus nombres, pero lo que si tendrás es la sensación de haber hecho un bien a alguien más. Para quien/es podría significar bastante!!

Al igual que en nuestra historia quizás para ti no sea importante, o creas que tu ayuda no es significativa, pero para quien la recibe puede que haga toda la diferencia!!

Sonrie!! Es la mejor forma de contribuir con los demás, y de esa forma contagia tu entorno con una chispa positiva, se parte de una epidemia de pequeños detalles de alegría!!

 

Feliz Ombligo de Semana!!

Dios te Bendiga!!

GRR

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