«Este mundo y principalmente nuestra sociedad cada día están más convulsos y desenfrenados. Ya no se puede vivir así», me dijo con frustración Manuel, un comerciante de 54 años. «Antes, las cosas eran distintas». Señaló que ahora somos más impulsivos, y que cruzamos fácilmente el límite del respeto en la calle, en el trabajo y hasta en nuestro propio hogar.
«Es cierto, el mundo ha cambiado. Pero, ¿qué es el mundo sino la suma de todos nosotros?», le contesté, y lo invité a reflexionar. La violencia es parte de la realidad, está instalada en nuestras vidas, por eso de vez en cuando todos deberíamos detenernos un segundo y preguntarnos de qué manera contribuimos al caos de cada día.
Todos somos potencialmente violentos. A veces no creemos serlo porque asociamos la violencia con gritos y peleas, pero se puede ser violento de forma variada; por ejemplo, cuando tratamos de manipular a alguien o cuando lo castigamos con el silencio. Esa persona, al sentirse herida, responde con más ira, y nos enfrascamos en un combate silencioso que termina por hacernos infelices a los dos.
«No fuimos educados para comunicar nuestras emociones; por eso, muchas veces nuestras palabras son como proyectiles, y tenemos actitudes violentas sin realmente desearlo», le dije a Manuel, y le sugerí́ tres pasos sencillos para aprender a comunicarse con responsabilidad y en paz:
- Reflexionar.
No es lo que pasa, sino lo que pensamos de una persona o una situación lo que nos hace enojar. Por eso es muy importante identificar nuestros juicios y opiniones, para reconocer que no son los otros ni lo que está ocurriendo lo que necesitamos cambiar, sino nuestras creencias. Las personas más agresivas suelen ser las que tienen más ideas preconcebidas (prejuicios) sobre cómo deberían ser las cosas. Cuanto más flexibles seamos, más fácilmente podremos observar lo que pasa y reconocer lo que nos agrada o nos disgusta, pero sin dejarnos llevar por la ira. Si evaluamos, el otro tomará nuestro comentario como una crítica, y automáticamente se defenderá.
- Sentir.
Ser capaces de definir lo que sentimos es la clave para lidiar con nuestras emociones negativas. Para expresar lo que estamos sintiendo, no basta con saber qué nos molesta, porque a veces lo que pensamos no coincide con lo que dice nuestro corazón. Debemos sentir, definir con claridad ese sentimiento y luego expresarlo de manera responsable.
- Pedir.
Al reconocer lo que no nos gusta y los sentimientos que eso nos provoca, podemos expresar a los demás lo que necesitamos. No se trata de exigir, sino de ser más conscientes y respetuosos al pedir algo. Si lo hacemos con violencia, como una amenaza, acorralamos a los demás en una esquina con solo 2 opciones y por tanto optará por someterse o rebelarse, y nada de esto aportará armonía. En cambio, si luego de expresar nuestro disgusto sin hacer juicios críticos, pedimos claramente lo que necesitamos, será más probable que los demás nos entiendan y respeten.
Necesitamos darnos tiempo para comunicarnos de verdad, conectarnos con los demás, y no limitarnos a un peligroso intercambio de ataques y defensas. Debemos pensar menos en el «yo» y más en el «nosotros», ponernos en el lugar de la otra persona y aceptarla tal como es.
En definitiva, tendemos a actuar con violencia cuando queremos imponer nuestra razón. Pero si cambiamos la forma de comunicarnos, veremos cómo el respeto, la comprensión, la compasión y la gratitud irán reemplazando poco a poco los prejuicios, la agresividad y la desconfianza. Y con nuestro cambio, contribuiremos a un mundo menos violento.
No grites, no ofendas,
No juzgues, no humilles,
No indispongas, sé noble.
Sé grande, se integró,
Sé sincero, sé humilde…
¡Sé líder!.
Los gritos son señal de debilidad,
La humillación es señal de pobreza,
La calumnia es señal de indiferencia,
De bajeza y envidia.
La agresividad es falta de nobleza,
Y señal de inseguridad.
El verdadero liderazgo se obtiene cuando…
Se es integro, humilde, sincero, equitativo, leal y ético.
Es cierto que el vértigo de la vida actual nos lleva a seguir un ritmo, en el que a veces, actuamos en forma un tanto apresurada y alejada del raciocinio del que «antes» disponíamos cuando teníamos «más tiempo» para reflexionar.
Algo que nos falta por entender, que nadie es PERFECTO.. Que debemos aceptar nuestros errores y con esto aceptarnos a nosotros mismos con nuestras debilidades y así hacer algo para ya no lastimar y lastimarnos. Decir al otro lo que nos disgusta, lo que nos roba armonía y estar en paz con la gente que queremos y deseamos a nuestro lado. Debemos aprender a decir lo que sentimos y no esperar que el otro nos acepte, sino aceptarnos y perdonarnos a nosotros mismos. Desde pequeños siempre nos han enseñado que la violencia es una respuesta, a pensar que tenemos la razón. A «castigar» a alguien si nos hace sentir mal.
Aprendimos a no decir lo que sentimos, no necesariamente porque nuestros padres no querían expresarte cuanto te amaban, sino porque en la mayoría de los casos ellos tampoco aprendieron a hacerlo
Debemos tener en mente que todos podemos cambiar siempre y cuando queramos. Y a esto se une que cada vez estamos rodeados de más cosas que no nos permiten estar a solas con nuestra voz interior. El trabajo, dinero, artículos materiales que no valen y que en muchos casos a lo único que llegamos es a desviarnos del camino hacia eso que queremos y deseamos de verdad. Amor, un abrazo de alguien que queremos, humildad, vivir en paz.
Vivimos en medio de la violencia cotidiana. El cambio debe surgir de nosotros hacia afuera: no aceptar la violencia, denunciarla, ofrecer la alternativa del intercambio de ideas en lugar del intercambio de agresiones. Exigir el cumplimiento de la ley en todos los casos y cumplirla también nosotros. Respetar al otro y pedir respeto para nosotros. Cada uno de nosotros debe ser la fuente del cambio.
Hacer la diferencia es la opción que tienes en tus manos, tuya es la responsabilidad de mejorar tu entorno, antes de quejarte por el deterioro..
Que tengan un buen inicio de semana, recuerda tener en cuenta dar las gracias porque si bien es cierto que hoy comienzas de nuevo a trabajar cuando quisieras quedarte en el hogar.. al menos tienes un trabajo al cual asistir, y muchas cosas por las cuales dar gracias..
Dios te bendiga en este lunes!!
GRR
Wow.