Nos acostumbramos a la rutina.

Publicado: 2 septiembre, 2014 en reflexiones diarias

 Metro_Santo_Domingo En días pasados estuve viajando en el metro de Santo Domingo, y solo por curiosidad dirigí mi atención a sus rieles y googlie su anchura descubriendo que la distancia que separa los raíles es de 143,5 centímetros o 4 pies y 8,5 pulgadas. ¿Por qué esta medida tan pequeña? Le pregunte a varias personas para ver si conocían la razón y al final, como nadie sabía, seguí buscando, y esto fue lo que encontré:

Resulta que al principio, cuando construyeron los primeros vagones de tren, usaron las mismas herramientas que se utilizaban para la construcción de carruajes. (Perfecto dije hacia mis adentros, pero no estaba satisfecho y me pregunte Por qué los carruajes tenían esa distancia entre las ruedas?

 Imagen2 Porque las antiguas carreteras se hicieron con esa medida, ya que sólo así podían circular los carruajes. (Tiene sentido, pero ¿Quién decidió que las carreteras debían hacerse con esa medida?)

Y he aquí que, de repente, llegamos a un pasado muy distante: los romanos, primeros grandes constructores de carreteras, lo decidieron. ¿Por qué razón? (¿Porque le dio la gana?) [Broma interna para los compañeros de la especialidad en nutriología clínica]

La verdad encontrada fue sorprendente, puesto que la razón es debido a que los carros de guerra eran conducidos por caballos, y al ponerlos uno al lado del otro, los animales de la raza que usaban en aquella época ocupaban 143,5 centímetros.

De esta manera, la distancia entre los Rieles que he visto hace unos días, y que muchos de ustedes mis lectores ven a diario, y que fueron usados por nuestro modernísimo metro de alta velocidad, fue determinada por los romanos.

Cuando los emigrantes fueron a Estados Unidos a construir ferrocarriles, no se preguntaron si sería mejor cambiar el ancho, y siguieron con el mismo patrón. Esto llegó a afectar incluso a la construcción de los transbordadores espaciales: los ingenieros norteamericanos creían que los tanques de combustible debían ser más grandes, pero eran fabricados en Utah, y había que transportarlos en tren hasta el Centro Espacial de Florida y no cabían en los túneles.

Conclusión: tuvieron que resignarse a lo que los romanos habían decidido como medida ideal.

 

Lo mismo pasa con nosotros. Nos acostumbramos a muchas cosas, guardamos sentimientos en nuestro corazón por «costumbre». Mantenemos viva una relación que no funciona por costumbre, mujeres no pueden alejarse del hombre que las maltrata porque están acostumbradas y entienden que no pueden conseguir algo mejor.

 

Nos acostumbramos a no hacer realidad un sueño por temor a fracasar. Nos acostumbramos a una vida sin propósito, al sufrimiento, a la soledad, a no luchar por lo que queremos. Nos acostumbramos a tantas cosas que vivimos una vida «Mediocremente Monótona».


Es tiempo de dejar las malas costumbres, es tiempo de dejar de vestir de negro tu corazón y comenzar a vestirlo de paz, de sueños y alegría. Deja que otros sigan en la tradición y en la monotonía, pero tu… deja que Dios vista de sueños y colores tu vida.

Para finalizar les quiero compartir con ustedes esta reflexión de Osho sobre la rutina.

Cuando empiezas un trabajo nuevo, eres muy creativo, te involucras profundamente, proyectas todo tu ser. Entonces, poco a poco, te vas familiarizando con el territorio. Y en vez de ser original y creativo, comienzas a ser repetitivo. Eso también es natural, porque cuanta más habilidad adquieres en cualquier trabajo, más repetitivo te vuelves. La destreza es repetitiva.


De manera que los grandes descubrimientos los hacen los aficionados, nunca la gente experta… porque una persona experta pone mucho en juego. Si sucede algo nuevo, entonces, ¿qué será de su vieja habilidad? Durante años ha aprendido y se ha convertido en un experto. Por ello los expertos jamás descubren nada; nunca van más allá de los límites de su conocimiento. Por un lado se vuelven más y más diestros, y por el otro, más y más aburridos, hasta que el trabajo parece una carga. Porque ya no hay nada nuevo que pueda entusiasmarlos… ya saben lo que va a pasar, saben lo que van a hacer; no hay sorpresa en ello.

 

Así pues, aprende una lección: es bueno alcanzar una habilidad, pero no es bueno acostumbrarse a ella para siempre. Cuando te surja la sensación de que las cosas se han estancado, cámbialas, inventa cualquier cosa, añade algo nuevo, borra algo viejo. Vuelve a ser libre del patrón en el que has caído, lo que significa ser libre de tu habilidad; vuelve a ser aficionado.

Eso requiere coraje y agallas, pero así es como se torna hermosa la vida.

Recuerda siempre, que si quieres resultados diferentes debes dejar de hacer las mismas cosas, pues no puedes pretender llegar al futuro, mientras sigas transitando las calles de tu pasado..

 

Que tengas un martes bendecido, en el que puedas encontrar razones para sonreír, y de esa forma comenzar una reacción en cadena de sonrisas, y hacer el mundo una sonrisa más hermosa!!

Dios te Bendiga!!

GRR.

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